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“Esto es cosas de chicos”

Por desgracia en la actualidad vuelve e a estar en boca de muchas personas el tema del acoso escolar. Antes era horrible, pero hoy día gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías las cosas han empeorado.

Antes el o la menor sufría mucho al ir al colegio o instituto, pero cuando salían del colegio podían refugiarse en casa y allí aunque seguían sufriendo por volver a ir al colegio, por lo menos se sentían seguros.

Actualmente el acoso sigue dándose, pues aunque éste se da en “la nube”, se siguen sintiendo acosados incluso estando en casa, porque siguen acosándolos a través de su Facebook, o mandando insultos e improperios a través de utilidades como Whtasapp, o colgando comentarios en Twiter, o subiendo fotos denigrantes a Instagran. El acoso o su ampliación, el cyberacoso, obliga a estos menores a seguir aterrorizados incluso en sus casas.

¿Por qué no se actúa con mas contundencia? Considero después de escuchar a las partes que no se sabe bien como atajarlo y se usas justificaciones como; “Son cosas de niños”.

Es evidente que la cosa no solo falla en el colegio como opina una de las partes, si no que también falla en casa, pues no solo hay que ayudar a la niña o al niño acosado, si no que habría que tener también una consideración importante con el acosador o acosadora.

Cuando alguien acosa, está manifestando carencias muy importantes, emocionales y psico-sociales, si no también un aprendizaje equivocado o tener unos modelos, cuanto menos, poco aconsejables. Esto nos lleva a la reflexión de que el mayor porcentaje de aprendizaje se lleva acabo por aprendizaje vicario (es decir, por imitación). El que desprecia y es violento, enseña a su prole lo que es.

La repercusión en los menores acosados son devastadores, y de eso puedo hablar por mi experiencia profesional. En la niñez, y hasta el final de la adolescencia, estamos formando nuestra personalidad. ¿Cómo puede ser una personalidad de alguien que sentía terror, indefensión y vergüenza en ese periodo de formación de la personalidad?.

Actualmente trato a un paciente, que cuando lo conocí en la primera sesión se definía como una persona dependiente, indecisa, insegura y desmotivada. No sabe que hacer con su vida, no toma las decisiones y se ve incapacitado para hacer nuevos amigos, algo preocupante pues tenía un puñado de amigos que ha ido perdiendo con el tiempo. En sus relaciones sufre mucho pues tiene una pareja a la que no se atreve a contradecir. Comenta en general no ser feliz y no tener motivación ni posibilidades de cambiarlo. Tiene 25 años. Al comenzar a investigar su vida, aparecía que desde que tuviera 10 años, hasta que acabara la educación obligatoria, sufrió acoso y agresiones físicas y psicológicas. Palizas, insultos, humillaciones y un nulo respaldo por parte de los centros y de uno de sus progenitores que repetían una letanía: “ Esto es cosa de chicos”.

Esto no es cosa ni de chicos ni de chicas. Ni de pequeños ni de grandes. Las casualidades pueden suceder, pero lo que es obvio es que los actos, provocan consecuencias.

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