El consumo sin freno constituye uno de los principales hábitos nocivos del siglo XXI. Uno de cada tres europeos compra más de lo que necesita, según el reciente Informe europeo sobre problemas relacionados con la adicción al consumo, hábitos personales de compra y sobreendeudamiento.
La compra adictiva es una dolencia, silenciosa, no suficientemente reconocida a pesar de implicar un alto grado de sufrimiento y de incapacitación para resistirse al consumo, tal como señala Alonso-Fernández, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatría Social y autor del libro Las nuevas adicciones (Tea Ediciones).
¿Qué nos hace caer en la trampa de la adicción a la compra?
La era tecnológica en que nos encontramos ha disparado la avalancha indiscriminada de mensajes publicitarios en las páginas web y redes sociales, dando lugar asimismo a la proliferación de empresas de venta de bienes y servicios online. En los últimos años el crecimiento de la tienda online y el comercio electrónico se ha evaluado imparable por organismos como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Facilita el hecho de poder comprar desde cualquier lugar donde nos encontremos, sin tener que desplazarnos al punto de venta de manera presencial. Nos ofrece la posibilidad de elegir cuando queremos hacer la compra, fuera del horario comercial, y de cuando queremos recibir, en casa o en el trabajo, el producto que hemos adquirido.
El simple hecho de gastar mucho dinero o realizar grandes compras no siempre es motivo de preocupación. La persona que es adicta al consumo gasta el dinero que no tiene, realiza compras impulsivas de las que luego se arrepiente y ha intentado superar el problema por sí mismo sin éxito. Los que lo padecen, sienten una gran satisfacción cuando adquieren algo. Pero esa grata sensación dura muy poco y luego se ven embargados por sentimientos de culpa que acaban traduciéndose muchas veces en dificultad para respirar, mareos, sudores y ataques de ansiedad.
La insatisfacción personal o el simple afán de poseer se encuentran en el origen de este trastorno, aunque el problema es multicausal, interviniendo también factores psicológicos, biológicos, sociales, culturales, etc.
Las compras compulsivas por internet es un problema creciente entre la población más joven, ya que está más expuesto a los dispositivos tecnológicos, son más impulsivos y más influenciables por sus grupos de referencia. Es un problema más frecuente en mujeres que en hombres.
Este tipo de trastorno suele aparecer junto a otros como los trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, trastornos de dependencia de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria y otros trastornos del control de impulsos, de personalidad, etc…
Así pues, no debemos trivializar con este problema ni minimizar su importancia, ya que requiere de un abordaje psicológico serio.
Quedarse en casa y adicción al consumo
El confinamiento en nuestros hogares al que estamos sometidos los españoles estas semanas como medida para la contención del COVID-19, supone un riesgo adicional para quienes padecen este trastorno de conducta, conocido también como “oniomanía” que en griego significa “locura por el consumo”.
¿Por qué pasar más horas en casa supone un riesgo añadido?
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Disponemos de más tiempo libre: el aumento de horas para el ocio, sin poder dedicarlas a las actividades que hacíamos fuera de casa, puede producir estados emocionales de apatía, aburrimiento, que en algunos casos deriva en un aumento de la ansiedad y una necesidad de llenar la sensación de vacío recurriendo a conductas compulsivas, como por ejemplo las compras por internet para aliviar ese malestar de forma inmediata.
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Reducción de la actividad física: la energía que normalmente empleábamos en el trabajo, el gimnasio, bicicleta, correr, y cualquier otro ejercicio físico que hacíamos fuera del hogar, liberaba tensiones, nos ayudaba con el estrés, y contribuía a nuestro bienestar psicológico. Las personas que de un día para otro abandonan el ejercicio, sin sustituirlos por otros dentro de casa, acumulan energía sobrante y tienen dificultades para canalizarla adecuadamente, lo que puede conducir a incapacidad para controlar los impulsos, entre otros, los de comprar compulsivamente aunque no tengan necesidad de hacerlo.
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Vía de escape a los problemas: El tiempo que la persona está comprando no está pensando en sus preocupaciones, miedos, incertidumbre…. desconecta temporalmente de aquello que no le gusta, se evade, lo cual hace que la persona se sienta bien durante un periodo de tiempo determinado y que la conducta de compra se vuelva a repetir pudiendo derivar en una adicción.
¿Qué podemos hacer para prevenir la adicción a las compras desde casa?
Para evitar que el problema se mantenga y se agrave, o de que pase de una fase incipiente de abuso a una más grave de dependencia o adicción, debemos tomar las precauciones adecuadas antes de que la situación se nos vaya de las manos.
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Entender el problema: La compra compulsiva se desarrolla básicamente por dos mecanismos: La repetición de una conducta que en principio resulta agradable, y la evitación como una forma inadecuada de hacer frente a los problemas personales.
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Buscar soluciones alternativas: planificar el día con actividades productivas y saludables, ocupar el tiempo de ocio con actividades agradables que nos gustan y nos hacen sentir bien (juegos en familia, juegos online con amigos, tocar un instrumento, cocinar, leer, ver series favoritas, bailar, ayudar a otras personas, jugar con tu mascota, etc…)
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Control de Estímulos o prevención de respuesta: no tener acceso a las tarjetas de crédito o pedir a un familiar que te las guarde. Limitar la exposición a las páginas de ventas online, borrar las aplicaciones de compras por internet, no abrir las pestañas de anuncios que aparezcan en tus redes sociales, etc…
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Autocontrol: planificar los gastos. Hacer una lista de lo que realmente necesitas. Dedica un tiempo limitado en Internet y en presencia de un/a familiar.
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Relajación: encuentra el equilibrio emocional mimándote y realizando ejercicios de respiración, relajación, meditación, yoga… comparte tus miedos y problemas con las personas que viven contigo.
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Susana Manzaneque, psicóloga en prácticas del MGPS.

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