El uso excesivo de nuestros teléfonos móviles es cada vez más frecuente. Pasamos gran parte de nuestro día detrás de la pantalla. Un estudio realizado en 2018 donde se analizan los hábitos de uso del móvil de personas entre 18–65 años, muestra que 7’6 millones de españoles se declaran adictos al móvil y que, de media, pasamos enganchados al smartphone 3 horas y 51 minutos al día. Un 52% de ellos reconoce que está pendiente del dispositivo, aun estando con amigos y familiares y un 77’3% de la población declaran que no podrían vivir sin su teléfono inteligente. Pero, ¿Por qué?
Puede que empecemos mirando un correo electrónico a través del teléfono móvil, ahí te das cuenta de que tienes dos mensajes de la aplicación de tu banco, ya que ahora se hacen todos los trámites por esa vía, un paso te lleva a otro y te das cuenta de que llevas más de una hora enganchado a la pantalla de tu smartphone. Y es que ahora ha comenzado a ser la norma echarle un vistazo al móvil mientras estamos esperando el bus, si estas en el ascensor con un desconocido, o incluso mientras caminas por la calle. Es decir, lo utilizamos para hacer frente a el aburrimiento, vergüenza o cualquier otra emoción que nos incomode. Hacemos esto de forma inintencionada porque se ha convertido en un hábito para nosotros/as. De hecho, nos sentimos raros/as si no miramos el móvil cada 10 minutos, ¡y qué decir si nos dejamos el móvil en casa algún día! Lo vivimos como si nos hubiéramos olvidado una parte de nosotros mismos en casa. Nos empezamos a sentir perdidos, fuera de lugar, incluso inseguros. ¿Es entonces una adicción?
¿Cómo saber si tenemos una adicción al móvil?
La adicción al móvil o nomofobia, viene del término en inglés “no mobile phone phobia”, lo que viene a ser, el miedo a no tener el móvil, o la dependencia excesiva a éste. Hoy en día puede ser difícil distinguir cuando el uso excesivo de smartphone se convierte en algo patológico, dado que es una herramienta imprescindible en la sociedad actual. Sin embargo, puede haber diferentes señales de alarma que pueden indicar una adicción al teléfono móvil, aunque no se limitan a las que nombraremos a continuación:
-
Necesidad de contar, o publicar (mediante fotografías, estados, tweets…) todo lo que ocurre en su vida constantemente.
-
Sentirse extremadamente ansioso/a si no tenemos datos móviles, o nos quedamos sin batería.
-
Perder horas de tu tiempo que tenías pensado dedicar en otra cosa, mirando el teléfono móvil.
-
Utilizar tu móvil hasta que estás a punto de dormirte, y ser la primera cosa que miras una vez que te levantas.
-
Dormir con el teléfono móvil a mano por si lo necesitas.
-
Automáticamente mirar el móvil en momentos de ansiedad.
-
Cuando pierdes horas de sueño de forma regular por estar mirando el móvil.
-
Falta de concentración y pensamientos obsesivos sobre redes sociales, whatsapp… muy difíciles de controlar.
Cuando de forma general, estas situaciones son la norma, puede que estemos ante adicción al teléfono móvil. Los efectos de esta adicción perjudican a varios niveles, como descuidar algunas facetas de nuestras vidas, identificar nuestro valor a través de medidas como el número de me gustas, o nuestra sociabilidad a través del número de amigos o seguidores. Estas medidas nos dan una idea muchas veces equivocada sobre nosotros y nosotras mismas.
Si conoces a alguien que pueda estar pasando por esta situación, puedes recomendarle estos consejos que le ayudarán a controlar el uso del dispositivo móvil:
-
Si estamos en alguna situación en la que no es necesario tener el móvil cerca (en el trabajo, en casa viendo una película, una cena con amigos…) colócalo a distancia para no caer en la tentación de mirarlo.
-
Razonar cuanto tiempo sería razonable utilizar el teléfono móvil al día.
-
Controla el tiempo que pasas utilizándolo, por ejemplo, utilizando una alarma.
-
Cuando sientas la necesidad de publicar algo a través del teléfono móvil, en vez de hacerlo, intenta hablar con un amigo/a o un familiar, es decir, dar prioridad al mundo real y no al virtual.
-
Si la necesidad de utilizar tu smartphone se vuelve insoportable, siempre puedes contactar con un psicólogo/a que te ayude a gestionar la situación de la mejor manera posible.
Beatriz Monteagudo,
Psicóloga en grupoVOLMAE