A menudo decimos que tenemos ansiedad cuando nos sentimos nerviosos, agitados o preocupados por algo que nos está ocurriendo o pensamos que puede ocurrir. Utilizamos frases como: “estoy ansioso por saber si he aprobado el examen”, o “si no me llama pronto este chico me va a dar un ataque de ansiedad”. También decimos de alguien que es ansioso cuando come de forma incontrolada como si se lo fueran a quitar, o cuando es incapaz de esperar su turno…. En definitiva, utilizamos esta palabra de forma coloquial en múltiples ocasiones, sin saber muchas veces que significa, o de qué estamos hablando realmente.
¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA?
El término ansiedad es un concepto psicológico que hace referencia a un estado mental y emocional de la persona como respuesta a una situación (real o imaginaria) que experimenta como peligrosa o amenazante. La experiencia se siente de forma desagradable, provocando a veces un malestar significativo con síntomas físicos, psicológicos y conductuales difíciles de controlar y de eliminar.
No siempre la ansiedad es perjudicial para nosotros. Puede ayudarnos de forma positiva a estar alerta y preparados para una situación novedosa que requiere que pongamos toda nuestra atención y empeño. Sin embargo, cuando la intensidad y frecuencia de estos síntomas llega a un punto máximo que supera nuestras capacidades de resistencia al estrés, nuestro organismo empieza a sufrir las consecuencias de este desgaste, y es cuando se considera patológica.
TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA
Existen diferentes tipos de trastornos relacionados con la ansiedad. El más común es el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
Nos sentimos en un estado de aprensión y preocupación excesiva y constante, difícil de controlar ante diversas situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana sin tener una causa específica que lo provoque. Como si tuviéramos continuamente el piloto encendido de alerta ante cualquier posible amenaza o problema, anticipándonos a una posible catástrofe, por improbable que sea, aunque seamos conscientes de que podemos estar exagerando.
SÍNTOMAS DEL TAG
La persona se encuentra con una tensión motora habitualmente, con una hiperactivación a nivel vegetativo y con un estado de alerta excesivo constante.
Encontramos una amplia variedad de síntomas:
Síntomas anímicos: Se presentan alteraciones en el estado de ánimo, cursa a veces con estados depresivos, malestar psicológico y cambios de humor (irritabilidad).
Síntomas motores: nerviosismo, agitación, tensión, movimientos repetitivos, tics, evitación de determinadas situaciones etc.
Síntomas somáticos: Es habitual los cambios a nivel físico, como dolores de cabeza, síntomas gastrointestinales, fatiga, trastornos del sueño, tensión muscular.
Síntomas cognitivos: refieren de forma frecuente mermas en la atención o memoria, pensamientos negativos, anticipatorios, intrusivos y catastróficos.
Síntomas relacionales: A nivel social, muchas veces debido a su sintomatología evitan o escapan de situaciones sociales o del contacto con personas. También discusiones en el entorno familiar o de pareja.
CAUSAS
No existe una sola causa que desencadene este trastorno. Como sucede con otras alteraciones, la causa del trastorno de ansiedad generalizada probablemente surge de una interacción compleja de factores biológicos, psicológicos y ambientales:
Factores biológicos: genética (puede ser hereditario), química y funciones del cerebro, alteraciones hormonales, sexo (más frecuente en mujeres), otros problemas de salud o enfermedades mentales.
Factores psicológicos: Diferencias en la forma de percibir las amenazas, personalidad predisponente, neuroticismo.
Factores ambientales: desarrollo y educación parental.
También algunos sucesos vitales relevantes pueden desencadenar o agravar el problema:
Acontecimientos vitales: antecedentes significativos de cambios de vida, experiencias negativas o traumáticas en la infancia o en la adultez.
TRATAMIENTO
Los trastornos de ansiedad son, junto a los trastornos depresivos, los motivos de consulta más frecuentes, aunque suelen pedir ayuda profesional varios años después de comenzar con la sintomatología. Es recomendable ponerse en manos de un profesional lo antes posible para evitar que el problema se vuelva crónico y que se agrave complicándose con otros trastornos (depresión, TOC, agorafobia, etc)
Los profesionales de la psicología, deben intervenir de forma personalizada con cada paciente después de realizar una completa evaluación de su sintomatología y características particulares. Es importante valorarlos desde una perspectiva global y valorar, asimismo, la afectación en su calidad de vida y funcionalidad.
Lo más indicado es aplicar un programa específico de Terapia Cognitivo Conductual que cumpla con los objetivos que se pretende conseguir con el tratamiento. Por ejemplo:
– Psicoeducación: que el paciente obtenga una información completa y fiable de su problema y los mecanismos que causan, mantienen o agravan sus síntomas.
– Técnicas de desactivación fisiológica: entrenar en técnicas de relajación y respiración para aliviar sus síntomas somáticos y motores.
– Reestructuración cognitiva: para la identificación de pensamientos automáticos negativos e irracionales, búsqueda de pensamientos alternativos más realistas y funcionales. Autoinstrucciones y autorrefuerzo.
– Técnicas conductuales: regulación de hábitos de vida saludables, planificación de tareas, técnicas de afrontamiento y solución de problemas, y habilidades sociales.
En la actualidad se están utilizando también otro tipo de técnicas que han mostrado eficacia para el trastorno de ansiedad, y que se complementan con las anteriores:
Consiste en aplicar técnicas de entrenamiento en meditación basadas en la atención plena para ser conscientes en todo momento de la experiencia presente, sin anticipar, sin juzgar, relacionándonos de una forma natural y abierta a lo que acontece sin pretender cambiarlo o negarlo.
Actualmente diferentes autores siguen encontrando resultados favorables en el Mindfulness para la reducción de síntomas de ansiedad y de depresión. Los resultados de los estudios encontrados muestran resultados alentadores sobre la eficacia de este tratamiento, ya que consigue bajar el nivel de ansiedad y preocupación de los pacientes, mejorar la calidad de vida y es visto como un tratamiento agradable por los pacientes.
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Susana Manzaneque, psicóloga en prácticas del MGPS en grupoVOLMAE.