Tan comunes y tan desconocidos. Los ataques de ansiedad, también llamados crisis de ansiedad o ataques de pánico son muy frecuentes en nuestra vida.
Estas sensaciones o síntomas tienen que ver con la interpretación irracional de situaciones reales y la perdida de control ante las mismas. El miedo general y la perdida de control son reacciones que se puede en estar produciendo en las situación reales que vivimos actualmente por el estado de alarma por la pandemia del COVID-19.
En la actualidad nos enfrentamos a una serie de situaciones novedosas pero que en cierta manera vivimos como que no podemos controlar. Para nuestra sociedad la vida social es muy importante y carecer de ello no solo significa no poder hacer una vida normal, si no que si no somos capaces de controlar lo que pensamos sobre ello, podemos comenzar a interpretar situaciones actuales, como más catastróficas de los que son.
En la actualidad es importante saber que la situación es grave e importante, pero no podemos permitirnos situaciones adicionales, como ansiedad ante la situación porque desde luego no solo no nos ayudaran, si no que empeoraran la situación.
¿Qué es una crisis o ataque de ansiedad?
El hecho de que sea frecuente no ha de quitarnos de la mente que no deberíamos frivolizar con este estado, pues no solo nos informa de lo que nos pasa en ese momento, si no de lo que nos viene pasando desde hace tiempo. Por decirlo de una manera mas sencilla sufrir una crisis de ansiedad es la alarma que nos dice que llevamos bastante tiempo viviendo con estados de estrés altos, estados de ansiedad o que nos hemos habituado a un estilo de vida que no nos gusta. En este momento vivir confinados y sin poder abrazar o estar con nuestros seres queridos nos provoca estrés y el echo de ver las noticias y fijarnos en las repercusiones de la enfermedad, así como el hecho de convivir con nuestra familia durante 24 horas cada día sin estar acostumbrados lo podemos identificar como situaciones de estrés.
Las crisis de ansiedad también pueden darse como respuesta a una situación traumática ya que provoca un colapso y es una forma de escapar a una situación inasumible. El afrontar la perdida de un familiar, o una perdida económica grave puede considerarse como situación traumática si no somos capaces de racionalizar la situación.
Los síntomas de la crisis de ansiedad son muy variables pero se pueden clasificar en tres tipos:
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Fisiológicos, como molestias gastrointestinales, dolores de cabeza, taquicardia, presión en el pecho, temblores, mareos, vista borrosa, fatiga, etc.
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Cognitivos, con síntomas como rumiar, es decir, darle vueltas a una idea obsesiva, miedo a perder el control, miedo a morir de forma fulminante, etc.
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Motores, como inquietud, temblores, conductas de evitación y de escapa de las situaciones que nos provocan la ansiedad.
En muchas ocasiones los síntomas se pueden confundir con los síntomas de un infarto de miocardio, lo cual acentúa más el miedo y por tanto contribuye a una pérdida mayor del control.
Con frecuencia, las personas que requieren nuestros servicios, tras haber sufrido una o varias crisis, en muchas ocasiones piensan que vienen por la propia crisis, lo que no saben es que no suele ser real. Lo que no son capaces de ver es que la crisis en si, no es el problema, si no que es la consecuencia del problema. No vienen a a luchar realmente contra la crisis si no por lo que la causa.
En ocasiones me gusta poner la similitud de este problema con las averías que podemos tener en un coche. El caso es que cuando tenemos una avería hay veces que viene precedida de el encendido de una alarma en el panel de nuestro coche, al cual no le damos importancia hasta que el coche se para.
Ese pararse sería la crisis de ansiedad. Pero, ¿por qué no llevamos el coche cuando se encendió el piloto?.
Cogiendo el mismo ejemplo ahora podemos ver que tenemos mas conciencia del problema de nuestro coche que de el de nuestra estabilidad psicológica. En verdad, sí llevamos el coche al taller al encenderse el piloto, pero ignoramos totalmente las señales que nos dicen que tendríamos que tomar medidas con nuestra ansiedad y achacamos los síntomas más intrascendentes y suspirando porque el problemas se cure con el tiempo. Imaginemos la situación:
“No llevaré el coche al taller aunque se haya encendido la alarma, seguro que con el tiempo se apaga.”
¿Y qué hago frente una crisis o un ataque de ansiedad?
Cuando se da una crisis de ansiedad, si no es por que ha sucedido un hecho fortuito traumático, es porque llevamos mucho tiempo con situaciones de estrés, ya sea familiar o laboral, y no somos capaces de parar esa situación. Actualmente vivimos pendientes de los datos de la pandemia, no podemos salir a la calle a desconectar, y en algunos casos pasamos mucho tiempo con la familia que antes podíamos interrumpir yendo a trabajar, yendo al gimnasio o quedando con amistades o familiares. Además muchas veces tenemos familiares en riesgo de infección y además no podemos verlos y nos sentimos mal por no prestarles ayuda. Nuestros miedos nos rodean y muchas veces no sabemos gestionarlos.
Es importante asumir que una crisis de ansiedad es una forma de decir que debemos cambiar factores en nuestra vida, que debemos dejar de ignorar las cosas que nos hacen daño y tener que hacer cambios importantes en nuestra vida.
Ante una crisis de ansiedad pregúntate, quién te puede ayudar, teniendo en cuenta lo que hemos explicado previamente.
Necesitamos alguien que nos ayude a resolver y cambiar los aspectos negativos de nuestra vida, como por ejemplo, un profesional de la psicología o, ¿sería quizás de más ayuda una pastilla de Lorazepam?
En estos tiempos de crisis por “CORONAVIRUS” nuestro mejor aliado somos nosotros. Las interpretaciones de lo que pensamos han de ser objetivas y debemos controlar los miedos, ¿Cuántos miedos tengo?, ¿qué me dicen o cuáles son?, ¿qué puedo hacer?. Responder de forma objetiva y racional, es la clave.
Los problemas y los funcionamientos de nuestra cabeza son similares a los de antes, lo que cambia, es la posibilidad de huir o evitar las situaciones, por el confinamiento, Esto lo que nos debe decir, es que la huida o la evitación nunca fue la solución, pero éste es el momento de enfrentarnos de una manera más efectiva. No tienes por que saber, pero si, tienes el recurso, aunque sea online, de preguntar a un especialista, muchos psicólogos seguimos trabajando pero online. No te dejes ganar y plantéate formar equipo con tu psicólogo y ver en esta situación, una oportunidad. Cambiemos hábitos y formas de gestionar las emociones. Lo mismo le sacamos algo positivo de todo esto.
Si necesitas consultarlo con un profesional, contacta con nosotros aquí. #quedateencasa