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Nuestra carta a los Reyes Magos.

Llega el día de los Reyes Magos y toda la familia se devana en ocasiones los sesos pensando cuál es el mejor juguete que regalar a las y los pequeños de la casa. Desde grupoVOLMAE, reconocemos que es positivo que los niños y las niñas tengan juguetes y que el número debe venir marcado primero por el sentido común y, después, por la cartera. Su recomendación pasa porque sea el niño o la niña quien elija el juguete, aunque recuerda que en muchas ocasiones lo más elemental se puede convertir en lo más demandado por ellas y ellos en sus momentos de ocio. Así, pone el ejemplo de una caja de cartón grande que se puede convertir en una cabaña. Aquellos educativos y que estimulan la creatividad y las relaciones afectivas con los padres y las madres o con el resto de niños y niñas tal vez sean los más adecuados, no en vano «los juguetes son un medio y no un fin en sí mismo. Los juguetes no sustituyen el placer de jugar con mamá, papá o mis iguales».

¿Qué opina de la gran cantidad de juguetes con que se premia a los niños y niñas?

Premiar con algo material es algo positivo; el niño o niña adquiere por asociación que una buena conducta trae consigo una recompensa, con lo cual la probabilidad de repetir dicha acción aumenta, y así poco a poco van adquiriendo nuevas conductas hasta convertirlas en hábitos. ¿Dónde estaría el problema? El problema estaría cuando damos una cantidad excesiva de recompensa material en un momento concreto, como es la Navidad en forma de ‘atracón’. El atracón sacia a corto plazo, pero después se produce ‘habituación’ y la niña o el niño dejan de valorar la recompensa.

¿Es necesario tanto? Luego se aburren rápido de todos…

Si hablamos de necesidades como tal, la respuesta es no; no son necesarios tantos juguetes, como no son necesarias tantas cosas materiales en el caso de los adultos, pero vivimos en el mundo de las necesidades innecesarias y es difícil bajarse del carro… te quedas descolgado, y en el caso de los menores, se quedan descolgados del grupo de iguales, de la presión de la mayoría, y pueden llegar a sentirse excluidos. No es necesario demostrar el amor solamente con objetos, juegos u obsequios materiales, con ello sólo fomentamos la cultura de no esforzarse, y la ley del mínimo esfuerzo. Si bien, si podemos permitírnoslo, cada cual puede regalar a sus hijos e hijas todo aquello que considere, siempre y cuando tengamos cuenta el sentido común.

¿Cómo les puede afectar para su crecimiento como persona que se les compren todos los juguetes que piden?

A nivel de desarrollo madurativo, vemos cómo el tener todo lo que quiera, y tenerlo inmediatamente, provoca baja tolerancia a la frustración o, lo que es lo mismo, no aprendemos a esperar, a perseguir los resultados a largo plazo en detrimento de la recompensa inmediata. Por ello es necesario que los menores aprendan a esperar, pues la vida les obligará muchas veces a esperar los resultados que merecen, más allá de su esfuerzo. Nuestra vida es una vida de esperas, y si les enseñamos desde pequeños, así podrán sentirse menos frustrados cuando no consiguen todo aquí y ahora. Hoy será un juguete, mañana será terminar unos estudios o conseguir un trabajo o perseguir sus sueños personales.

¿Cómo les puede afectar que los demás tengan muchos y él/ella menos a nivel de comportamiento (y desarrollo personal posterior)?

Volvemos a tocar la misma idea; el menor va a tener una necesidad básica, no de tener juguetes, sino de aceptación en integración en el grupo, y para ello es necesario sentir que comparte gustos, aficiones y juegos similares a los de sus iguales. Aquí, siempre y cuando se explique las razones por las que no se obtienen una cantidad excesiva de juguetes no tiene porque afectar intensamente. Recordemos que en estas fechas de regalos, o en fechas como cumpleaños, podemos obsequiar con regalos materiales, pero también con tiempo, refuerzo verbal, expresión emocional y muchas otras muestras de afecto gratuitas y que se quedan grabadas en la memoria del menor, reforzando su sentimiento de valía.

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