¿Qué son los celos?
Los celos son una respuesta emocional natural propia del ser humano. Suele manifestarse cuando percibimos que un ser querido presta atención y afecto a otra persona, considerando que nosotros o nosotras ya no somos importantes para él o ella.
Dicha interpretación se origina al percibir una amenaza ante la pérdida de una relación personal, lo que genera una gran inseguridad y falta de confianza en uno/a mismo/a.
Sin embargo, todas las personas hemos experimentado este sentimiento en mayor o menor medida como, por ejemplo, con nuestros hermanos, algún compañero de clase o amigo, en relaciones de pareja, etc.
No obstante, ¿cómo podemos diferenciar lo normal de lo patológico?
Los celos pueden llegar a volverse patológicos cuando tenemos una creencia o deseo de poseer a una persona de manera exclusiva, lo que nos lleva a querer controlarla y, de esta manera, aliviar nuestras inseguridades o temores a perderla.
La persona tiene creencias y pensamientos tales como:
- Debería de quererme tal y como yo le quiero.
- Debería de estar todo el tiempo a mi lado.
- Solo debe tener ojos para mí y centrarse en lo que yo pueda necesitar.
- No debería interesarse por otras personas.
- Si no podemos estar juntos debería echarme de menos.
- Siempre buscaría hacer todo conmigo.
- Si dedica tiempo a otras personas es porque no le intereso tanto.
- Si no siente celos es que no me quiere.
La presencia de este tipo de pensamientos genera un intenso malestar, la persona puede llegar a experimentar excesivas preocupaciones, síntomas de angustia y ansiedad, miedo irracional ante la pérdida, comportamientos con el fin de controlar a la otra persona y conflictos interpersonales.
Tales circunstancias a la larga pueden provocar lo contrario a lo que busca la persona: la ruptura de la relación, distanciamiento, rechazo, mentiras, etc.
Por tanto, ¿Cómo podemos controlar los celos para fomentar relaciones sanas?
- Analizar las creencias de uno/a mismo/a. Es importante analizar cuál es nuestra visión sobre el amor y las relaciones personales y analizar qué pruebas tenemos a favor y en contra de nuestros pensamientos. “Si mi pareja habla con otros es porque no me quiere lo suficiente”, “¿qué pruebas tengo para poder afirmarlo?”, ”¿qué hechos demuestran que no tengo razón?”.
- Analizar nuestros miedos e inseguridades. Trabajar la autoestima y analizar el origen de nuestro malestar también nos ayudará a explorar cuál es la base que sustenta los celos, por ejemplo, si es miedo a la soledad, sentimientos de inferioridad, fracasos sentimentales anteriores, etc.
- Controlar los impulsos. Saber identificar cuándo nos estamos dejando llevar por el miedo es una buena forma de controlar nuestros pensamientos y acciones. Tomar un tiempo para reflexionar sobre lo que sentimos y pensamos, es una buena forma de controlar nuestro nivel de activación y dialogar cuando nos encontremos más tranquilos.
- Aceptar que nuestra vida no depende de una sola persona ni al revés. En numerosas ocasiones, restringimos nuestro día a día a estar pendientes y en compañía de esa persona, olvidándonos de las muchas oportunidades que nos ofrece la vida, por ejemplo, realizar alguna actividad placentera , fomentar nuevas relaciones, viajar, leer, enriquecerse y formarse, etc. Es decir, las relaciones se nutren de espacios propios y compartidos.
Fomentar una comunicación basada en el respeto, expresar afecto, crear momentos de complicidad, hacer hincapié en lo bueno y positivo de la relación, ofrecer tanto espacios personales como compartidos, empatizar y escuchar lo que la otra persona piensa o necesita … son algunas de las herramientas que realmente nos harán sentir bien en nuestras relaciones, ya que lograremos que las personas quieran permanecer a nuestro lado por libre elección, no por imposición o coacción, sintiéndonos más queridos/as, amados/as y seguros/as en nuestras relaciones.