En la última entrada del blog «Derechos Asertivos (parte 1)», explicamos qué son los derechos asertivos, destacando que se tratan de afirmaciones o declaraciones sobre nuestras responsabilidades para con nosotros mismos así como los límites prácticos a lo que los demás pueden esperar de nosotros, constituyendo la estructura sobre la cual edificamos nuestras relaciones sociales.
En la entrada de hoy describiremos el resto de derechos asertivos. Así pues, es necesario volver a recordar que estos derechos son válidos tanto para nosotros como para los demás.
Un derecho asertivo ligado a la autoexigencia es el derecho a cometer errores. Si creemos, de forma autoexigente, que no debemos cometer errores (cosa que es imposible porque todos nos equivocamos a veces), cuando los cometamos reaccionaremos pensando y sintiendo que hemos hecho algo malo, que es terrible y que somos unos ineptos. Algunas creencias irracionales que impiden nuestro derecho a cometer errores son “no debo cometer errores”, “si fallamos hemos de sentirnos culpables e intentar repararlo”, “si te equivocas en algo es probable que cometas más errores y causes más problemas, por tanto otras personas deben decidir por ti, para que no sigas equivocándote”.
Derecho a decir “no lo sé”, consiste en responder tranquilamente que no sabemos algo, cuando la ocasión lo requiera. Esto incluye el atrevernos a preguntar lo que desconocemos. Un aspecto importante de cara a expresar “no lo sé” es aceptar primero que es imposible saberlo todo, y que no es necesario tener respuestas a todas las cuestiones para sentirnos bien, ser eficaces y valiosos. ¿Cómo puedo identificar si estoy manteniendo creencias irracionales al respecto? Pues si albergo en mi repertorio conductas verbales del tipo “debemos tener respuestas para cualquier pregunta que nos hagan”, “debemos tener claras las consecuencias que pueden tener nuestra conducta en otras personas”. Nadie puede conocer todas las consecuencias de su comportamiento, y a veces ninguna.
El séptimo derecho asertivo es el derecho a no necesitar la aprobación de los demás. Intentar agradar a todos es imposible e incluso contraproducente. ¿Por qué? Pues porque conseguir siempre la aprobación de los demás es un objetivo inalcanzable, por ello hay que aceptar que habrá personas a las que no les gustaremos. Por otro lado si damos excesiva importancia a conseguir la aprobación de los otros, podemos convertirnos en personas ansiosas y serviles. Si nos comportásemos siempre en la forma en que creemos que los demás esperan que lo hagamos, dejaríamos de ser fieles a nosotros mismos. Si creemos que para relacionarnos adecuadamente con una persona precisamos contar con su aprobación y simpatía, nos ponemos en situación de ser manipulados por ella, a causa de la necesidad de aprobación.
Otro derecho asertivo es el que concierne a tomar decisiones ajenas a la lógica. A veces nuestros sentimientos, motivaciones y/o deseos se encuentran mezclados o confusos. Pese a ello muchas personas conservan la creencia irracional de que “hay que dar buenas razones para justificar nuestros deseos, sentimientos y conductas”, si lo creemos así algunas personas emplearán el argumento de que no les parecen lógicos para manipularnos y conseguir que hagamos lo que ellas quieren.
Nuestro penúltimo derecho, a no comprender las expectativas ajenas, ¿qué quiere decir? Ser asertivo requiere pensar que no estamos obligados a adivinar las expectativas de los demás, y que es lógico y conveniente que sean las personas implicadas las que expresen sus deseos. Algunas personas tienen la idea irracional de que deberíamos adivinar sus necesidades y expectativas. Si aceptamos que es difícil comprender las expectativas ajenas evitaremos los errores que suelen darse cuando tendemos a “adivinar” los pensamientos y deseos de los demás.
Y por último se encuentra el derecho a no intentar alcanzar la perfección. Algunas personas creen que, aunque no somos perfectos, debemos intentar alcanzar la perfección en todo lo posible. Por tanto, consideran que si alguien nos indica cómo podemos mejorar, tenemos el deber de seguir esa dirección. Si nuestras expectativas son realistas bastará con que hagamos las cosas en la forma más satisfactoria que buenamente podamos.
Si a lo largo de esta entrada te has reconocido en algunas de las creencias irracionales, o te gustaría poder llegar a aceptar en tu vida algunos derechos asertivos que antes desconocías o si tienes más interés en estos temas puedes contactar con nuestros profesionales a través de nuestra página web.