(Queremos compartir un cuento para trabajar la envidia con los niños y niñas. Está basado en historia argentina de La Corona de Lata. Haz tú tu propia adaptación para trabajar la envidia.)
Érase que se era, un rey con apuesta corona, larga cabellera y un gran mantón que cubría todo su largo cuerpo. Este rey era conocido por ser el más afortunado pues tenía una preciosa corona de diamantes que brillaba mas que la luna y era tan grande como el sol. Todo el pueblo se rendía a sus pies, todos admiraban incluso envidiaban aquella preciosa corona. Hasta que un ermitaño de la zona decidió luchar por conseguirla.
Ermitaño: señor rey me gustaría poder disfrutar su corona un día ¿es posible?
Rey: Claro pues, si se atreve usted a limpiar todo mi palacio y dar de comer a mis animales día tras día se la dejaré.
Así lo desempeñó el ermitaño. Paso la mejor semana de su vida y decidió pedir más tiempo la corona.
Ermitaño : señor rey, su corona es espléndida, magnífica… quiero su corona una semana. ¿Qué he de hacer para poseer tal paraiso?
Rey: ¡uhhh! Vaya vaya, pues… limpiar mi palacio, segar mi jardin, alimentar a mis animales y ordenar todas mis joyas.
Así lo hizo el ermitaño, por lo que pudo disfrutar de la increíble corona más tiempo pero estaba tan cansado que apenas podía salir a la calle por lo que solo llevaba en su casa la majestuosa corona mientras que descansaba.
Ermitaño: señor rey, quiero poseer para siempre su corona ¿Qué he de hacer?
Rey: vaya vaya pues todo lo anterior más arreglar todo el establo, criar a mis sobrinos, plantar un huerto, ordenar mi biblioteca y limpiar mi carruaje todos los días de su vida.
Lo hizo el susodicho, pero para cuando pudo disfrutar de tal admirable corona estaba tan agotado, que sólo se la ponía para dormir hasta que dejo de ponérsela porque le dolía la cabeza y el peso de la corona acentuaba su dolor.
¿De qué nos sirve la meta si no disfrutamos el camino? ¿de qué nos sirven los sueños si no tenemos tiempo para deleitarnos con ellos ni nadie con quien alcanzar nuestro placer? Todos tenemos la gran suerte de tener una corona de diamantes en nuestra vida, ahora bien, tendrás que mirar dentro de ti para encontrarla.