¿Sería capaz de mirar a mi espejo interior, aceptando lo soy, sin perder el espíritu de superación, en aquello que pudiera cambiar?
Ya habían pasado siete años, intentaba describir todos los cambios sucedidos hasta ahora en mi propio yo…pero encontraba más cambios en el ambiente externo que en mi mismo.
Cuando me miraba al espejo, me costaba encontrar algo que me quedara bien…pero después de un rato conseguía estar a gusto con la prenda que me ponía, con el peinado e incluso con la figura que desprendía…
Pero pasaron los años, y no conseguía encontrar cosas que verdaderamente eran importantes para mí, siempre buscaba alegría en el mismo lugar, siempre expresaba cuáles son esas cosas que me gustan desde la niñez, y no cambian…mis sueños imposibles y mi destino idílico…
Si pensamos, las metas tan fijas, los sueños inmóviles son más aparentes que verdaderos. Nuestra motivación, nuestros rasgos de personalidad están en fluctuación constante y por ello, un mismo estímulo no nos provoca la misma sensación en el tiempo (llámese adaptación, tolerancia…)
A pesar del cambio, es verdad que en lo más profundo de nuestro yo, existen valores, comportamientos estáticos…De hecho aunque no los hubiera debemos adoptar un patrón de comportamiento constante a pesar de ser conscientes de la fluctualidad de nuestros pensamientos y emociones.
Nunca supe entender porque cuando me miraba al espejo de mi vida cotidiana, mi situación, estilo de vida no conseguía encontrar nada que me “quedara bien”, me di cuenta más tarde que para encontrar algo con lo que ser feliz debía mirar constantemente a mi yo interior, conseguir el control interno, equilibrio emocional (felicidad endógena) para poder lograr la felicidad que ofrece el entorno (la felicidad exógena). La pregunta que debía hacerme es
¿Qué es lo que quieres tú? No lo que quiere tu entorno, no lo que es más conveniente, no lo que lo puedes conseguir, o no lo más sencillo, simplemente lo que anhelas sin pensar si está bien o no, o si pertenece a lo que se da por supuesto que debe hacerte feliz.
Todo ello, me hacía entrar en disonancia cognitiva, ya que por un lado la cognición conducía hacia un camino y las emociones hacia otro, ¿Son diferentes pensamiento-sentimiento? Tal vez no, sólo sean algunas de las caras de un mismo poliedro que según, lo veamos desde una perspectiva u otra veremos más destacada una cara del poliedro u otra.
Pero debía tener cuidado pues, actuar de esta manera no era algo fácil, pues las facultades cognitivas hay que ejercitarlas para no perderlas, la felicidad hay que ejercitarla, por ejemplo volviendo a realizar algo que te hiciera feliz en el pasado, o recreándote en recuerdos agradables o incluso ir más allá y recrearte en aquellos recuerdos que formarás en un futuro sobre hechos felices. ¿Entonces puede el pensamiento y las emociones dirigir la vida? En cierto modo, ya que la visualización de situaciones y de acciones es una manera de autogobierno.
Recuerda, “la praxis modifica las ideas y estas guían el pensamiento”.
Intente actuar de este modo, siguiendo todas estas directrices, pero había algo que no lograba comprender ¿Por qué siempre me empeñaba en ser algo que todavía no era? Porque el ser crea el no ser, por que la vida nace de la coincidencia de los opuestos, debemos luchar en cierto modo por lograr parecernos a cosas que no somos, simplemente por afán de superación, para mantener el espíritu de lucha y no caer en la desmotivación. Y con esto me refiero a que no podemos limitarnos sólo a conservar lo bueno que tenemos, porque puede ser una perdida de oportunidades, también debemos crear, descubrí, que nuestra historia sea la historia de los hallazgos, la historia de las tentativas.
Recuerda que no hay sueños imposibles, a veces tenemos que creer, que tener fe para poder ver las cosas que no son perceptibles por los órganos sensoriales.
Miraba al espejo, y no conseguía ver más, allá quería algo pero no era capaz de verlo, porque no era capaz de tener fe, de cuestionarme el marco que me dan y de soñar por el mero hecho de ser libre.
La realidad de nuestros pensamientos determina nuestra calidad de vida, dentro de esa subjetividad encontramos la capacidad de ser feliz. Valorando diferentes puntos de vista, diferentes posiciones, pues recuerda que el loco es aquel que se encuentra aferrado a una sola idea, sin mirar más allá.
¿Sería capaz de mirar a mi espejo interior, aceptando lo soy, sin perder el espíritu de superación, en aquello que pudiera cambiar?