Cuando hablamos de estrés desde el ámbito de la Psicología Organizacional PTORH son palabras mayores, el estrés organizacional vino para quedarse en nuestras sociedades modernas y en nuestros hábitos laborales; el estrés laboral es la segunda causa de baja laboral en la UE, y afecta cada año a unos 40 millones de trabajadores y trabajadoras, sin entrar en la pérdida de productividad de las empresas europeas y en los costes sanitarios asociados.
Pero, ¿qué es es estrés laboral? Podríamos definir el estrés laboral como el conjunto de pensamientos, emociones, respuestas fisiológicas y comportamientos que un trabajador o trabajadora tiene ante ciertas situaciones adversas o aspectos dañinos por su contenido, el entorno organizacional o por la organización o condiciones laborales.
Cuando uno repasa algunos de los estudios recientes realizados en empresas españolas en 2019 descubre que el 65% de empleados y empleadas considera que su nivel de estrés es alto o muy alto, y el 40% opina que la empresa no hace nada para evitarlo, pero lo más grave, y algo que los consultores y consultoras de VOLMAEorganizaciones han detectado a lo largo de los años, es que las personas responsables de la gestión de ese talento lo reconocen, siendo éstos también víctimas del estrés.
Pero, ¿el estrés es siempre malo? Desde el ámbito de la Psicología de las Organizaciones, el Trabajo y los RRHH señalamos que no siempre las respuestas para hacer frente a las demandas tienen un carácter desfavorable; muchas veces son necesarias para poder afrontar situaciones difíciles en el entorno laboral, y también para la propia supervivencia. Así, toda persona necesita un cierto nivel de estrés para poder adaptarse y actuar ante nuestro entorno o ante un determinado trabajo. Profesiones como la de bombero o policía no podrían afrontar situaciones de asistencia sin esa activación. Por eso, distinguimos el estrés positivo (nivel óptimo de activación para realizar las actividades laborales o cotidianas) también llamado eustrés, y el estrés negativo (nivel de activación del organismo excesivo o desadaptado a la situación).
Si queremos prevenir el estrés organizacional deberemos empezar por decir que los ámbitos personal, social, familiar y laboral se entremezclan, y debemos conocer sus principales causas, así las opciones más referidas son las siguientes: estar trabajando y plantearse cambiar de empleo, problemas y discusiones con compañeros y/o compañeras, acoso laboral a distintos niveles, no llegar a los objetivos, o que sean confusos y no poder afrontar la situación, plantearse no ir a trabajar un día, problemas de conciliación de la vida familiar, laboral y personal, problemas de pareja, recursos o dinero, enfermedades y cargas familiares, entre otras. Por otro lado, el estrés organizacional está muy relacionado con el síndrome de “estar quemado o quemada en el trabajo”, ya que el “burn out” es la manifestación y el desarrollo de los niveles elevados de estrés en el trabajo.
Y, ¿cómo podemos prevenir el estrés laboral? Le prevención parte de la detección de las situaciones que nos estresas (estresores), después debemos desarrollar respuestas saludables ante situaciones adversas, establecer límites, aprender a relajarnos (técnicas de relajación) y a gestionar mejor nuestro tiempo, ser asertivos, comunicar y defender nuestros derechos, buscar personas en las que podamos apoyarnos y/o pedir consejo previo a la asistencia a un profesional de la Psicología, hacer deporte a diario, mejorar nuestros hábitos de alimentación y sueño, aprender a detectar lo que nos hace sentir mal, y por último, evitar sentirnos marionetas retomando la sensación de control acerca de lo que decidimos.