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Todos a lo largo de nuestra vida sufrimos o vamos a sufrir distintas y múltiples pérdidas. Es inevitable ante estas situaciones atravesar un proceso de duelo, en el que manifestaremos una serie de respuestas naturales y normales ante una pérdida significativa en nuestras vidas. Es por eso por lo que en la elaboración de este proceso de duelo, podemos llegar a vivirlo como una etapa dolorosa, agotadora e incapacitante, pero también podemos convertirlo en una oportunidad para crecer y aprender.
El duelo es un proceso individual y único, no hay baritas mágicas y tampoco hay un tiempo concreto para superarlo y cada persona lo experimenta de manera diferente. Y aunque se trata de una reacción natural, puede suponer un gran dolor y desestructuración, principalmente emocional y comportamental, en forma de sufrimiento. Teniendo en cuenta que este proceso no se limita a tener componentes emocionales, sino que también fisiológicos y sociales.
El trabajo de elaboración de duelo es un proceso psicológico complejo donde es importante permitirnos pasar por dicho proceso y darnos tiempo para elaborarlo y adaptarnos restableciendo nuestro equilibrio vital. En este proceso de pérdida experimentamos una series de respuestas fisiológicas, emocionales, cognitivas y del comportamiento que van a ser distintas en cada persona y proporcionales a la dimensión y al significado que le damos a la pérdida. Por lo que para comenzar a elaborar y trabajar nuestro duelo, podemos considerarlo como un proceso natural de adaptación con objeto de restablecer el equilibrio personal y familiar.
Desde este punto de vista adaptativo, con objeto de restablecer nuestro equilibrio personal, podemos dividir nuestro proceso de elaboración del duelo afrontando progresivamente las emociones, pensamientos y comportamientos derivadas de este proceso.
• Emocionalmente podemos percibir: tristeza, enfado, culpa y auto-reproche, ansiedad, soledad, fatiga, apatía, indiferencia, impotencia, anhelo, liberación, alivio e insensibilidad.
• Experimentamos sensaciones físicas como: vacío en el estómago, opresión en pecho o garganta, hipersensibilidad al ruido, sensación de irrealidad, falta de aire, debilidad muscular, falta de energía y sequedad de boca.
• Podemos tener ideas como: incredulidad, confusión, preocupación, sensación de que esa persona está aquí o alucinaciones.
• Solemos padecer conductas como: no dormir bien (trastornos del sueño), comer mucho o poco, una conducta distraída, aislamiento social, soñar con él/ella, evitar recuerdos, buscar y llamar en voz alta, suspirar, llorar, hiperactividad, visitar lugares relacionados, atesorar sus pertenencias, etc.
No suele ser necesario el empleo de fármacos, aunque en los casos en los que cueste superar la elaboración del duelo, este puede convertirse en un problema. Si esto sucede, o antes que suceda, es conveniente pedir ayuda y orientación a profesionales. La terapia es una herramienta muy eficaz para la personas que no están elaborando de forma adecuada el proceso de duelo. Ya que permite afrontar y procesar la pérdida de manera mas saludable. La mayoría de estas conductas son modificables y su modificación permite reestablecer el equilibrio personal y familiar.
Desde grupoVOLMAE, te vamos a ayudar a conseguir esta adaptación y crecimiento personal. Ven a visitarnos, te informaremos con mucho gusto.

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