El otro día hablando con mi pareja me comentaba que había oído que para Eduardo Punset (al que soy fiel seguidora), la felicidad consistía en la ausencia del miedo. !Interesante! pensé entonces y comencé mis reflexiones al respecto, reflexiones que comparto con vosotros. ¿A qué tenemos miedo?… por mi trabajo diario compruebo que se tiene miedo (al igual que creo que dijo Punset) a quedarnos sin trabajo, a no poder pagar algo, a no ser queridos, a ser rechazados, al coco (el de los niños y niñas), a quedarnos solos, a la falta de salud….(en definitiva a la muerte) y a un largo, etc (añado yo).
Paralelamente, me planteo si el miedo es una respuesta adaptativa entonces ¿no es posible alcanzar la felicidad? Respuesta adaptativa en tanto y cuanto que nos prepara para la acción. Pongo un ejemplo; imaginemos que estamos en nuestra casa y de repente vemos que nuestra cocina está en llamas, evidentemente, nuestro cuerpo y nuestra mente reaccionan ante esa situación o si no reacciona malo puesto que quedaríamos atrapados en las llamas antes de poder salir huyendo. De aquí, se deduce que el miedo ante un peligro real es necesario puesto que nos ayuda a (sobre)vivir, lo que que traducido en los términos de los que estoy hablando, entonces ¿la felicidad no es posible?.
Pero voy más allá, quizá lo que tengamos que aprender a diferenciar entonces es entre esos miedos que se nos disparan ante peligros reales y aquellos que se disparan por nuestros propios fantasmas que aunque sean posibles, quizá sean muy poco probables que aparezcan y si aparecen tendré que hacerles frente (y para eso el miedo me ayudará) pero llegado el momento.
¿Donde quiero llegar con este tipo de reflexiones? A 4 cuestiones que nos ayuden a conseguir la felicidad, a saber:
- No podemos conocer al 100 % los peligros que nos pueden acechar pero si diferenciar entre aquellos que no puedo prever y los que sí para poder responder ante ellos de manera eficaz. Para los primeros (los que no puedo prever) lo único que nos queda es tener confianza en nosotros mismos para hacerle frente a las circunstancias adversas. Y para los segundos (los que puedo prever) una vez que me he anticipado y he actuado para evitarlos o amortiguar el golpe, hay que dejarlos estar…o es que pensar más en ellos ¿me ayudará a que no aparezcan o me introduciré en un circulo vicioso que no me lleva a ninguna parte salvo hacer razonamientos absurdos y encontrarme terriblemente mal?
- Si admito que la felicidad absoluta es inalcanzable por la premisa anterior… ¿sería posible alcanzar otro tipo de felicidad caracterizada por las situaciones concretas o lo que es lo mismo, por el disfrute y la satisfacción de las pequeñas cosas que nos brinda el día a día?
- En mi trabajo en Volmae, he comprobado que la personas que dicen ser más felices son aquellas que no esperan un gran acontecimiento en su vida que les haga disfrutar, sino que disfrutan cuando se ríen con su familia, comparten un café con sus amigos, salen a pasear, hacen ejercicio, ven una película, etc.
- Pues si además si la felicidad (sea lo que fuere) no se puede medir, ni pesar ni en definitiva cuantificar (de momento), yo me quedo con lo que si puedo hacer y es a disfrutar de nuestro día a día, valorando lo que tengo y no tanto lo que carezco.
Pues eso que cada uno saque sus propias conclusiones, yo ya tengo las mías.