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Quizá sea un título poco acertado, no lo sé, pero la idea que me ha surgido cuando he visto en TV y en algunos medios digitales la reciente noticia sobre los fracasos de la adopción en Cataluña: Más de 70 niños adoptados son abandonados por familias catalanas en la última década, se puede leer en La Vanguardia, ABC, Europapress, etc. Pone los pelos de punta, pero todavía hay quien dice que no son tantos, que hay que entender a las familias, etc. ¿La culpa fue de los niños y los padres son las víctimas? “Manolete, si no sabes torear, pa que te metes”.

¿Necesitaremos también una Ley que obligue a sacar a la luz las cifras negras de la adopción? Cataluña no es una excepción, pero sí es de las pocas comunidades que han ofrecido abiertamente cifras de fracaso. Incluso me enorgullece que, en cuestiones tan duras, sean capaces de reconocer la propia culpa de los “suaves” procedimientos de valoración de la idoneidad (donde el objetivo principal era que las familias no se sintieran ofendidas o tratadas duramente).

El riesgo de abandono de un menor adoptado es 5 veces superior al riesgo de abandono de un hijo biológico. Empecemos por ahí. ¿Y porqué es así? Pues porque el origen del proceso de adopción ha sido en muchas ocasiones defectuoso (ver otra entrada sobre el tema en este blog) y las Administraciones, en lugar de ser sensibles a ello y apostar por la formación-reflexión de las familias, por la prevención de los fracasos, etc. han actuado por presiones sociales, muy fuertes hasta hace pocos años, y por idealizaciones del proceso. La adopción fue un éxito durante años, con cifras de abandono muy bajas, y a ello se acogían las Asociaciones, críticas con los procesos de valoración del CI (incluso se creó alguna Asociación de No Idóneos que se encubrían en una lucha por la adopción más clara). Yo, que he valorado cientos de familias, he peleado mucho con asociaciones y familias porque todo estaba mal y todo el mundo era idóneo, que no había que buscar padres especiales. Pero bueno, volviendo al tema, ¿porqué eran tan bajas y ahora surge este problema? Pues que mientras que el grueso de los niños y niñas adoptados tuvieron menos de 12-14 años no habían problemas evidentes, pero a partir de esa edad es cuando los déficits de la adaptación de la familia, que podían verse antes por ojos expertos en el tema, se hacen evidentes y producen la ruptura.

Es duro, pero ya en el año 2004, en una charla que tuve con Ana Berástegui, una de las mayores expertas en adopción que hay en España actualmente, llegamos una conclusión clara: la que nos espera. Y aquí lo tenemos.

Ley de la Memoria Histórica... de la adopción de menores 1
Psicólogo
Colegiado nº CM-622
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