«En casa es raro que no exista ningún episodio de enfrentamiento entre los hermanos. Mi hijo se ha vuelto más agresivo y nos rechaza cuando le mostramos nuestro afecto. A menudo delata a su hermano y se ha vuelto un «acusica» y se niega sistemáticamente a compartir sus cosas. Además en el colegio nos han informado que llama la atención en clase. ¿Es por un problema de celos?.»
¿QUÉ SON?
Los celos infantiles surgen por el temor de que la relación que mantienen con sus padres se vea amenazada. Responden ante esta amenaza real o imaginaria con miedo o inseguridad puesto que temen perder el cariño, la atención y los privilegios que hasta ahora han venido obteniendo de sus padres. Su respuesta se traduce en una respuesta compleja que se manifiesta en:
-Pensamientos de preocupación y miedo por esa pérdida y
-Conductas como: llanto, rabietas, agresividad, desobediencia o excesiva colaboración, presencia de conductas ya superadas como enuresis, alteraciones del lenguaje imitando al del hermano pequeño, tartamudeo; sueño irregular, solicitar la presencia de sus padres con regularidad. etc. En casos extremos puede llega a presentarse vómitos, mareos, náuseas, terrores nocturnos e insomnios y en un caso más extremo conducta desafiante antes los padres, menosprecio hacia los compañeros o aislamiento.
Aunque pueden considerarse normales y pueden evolucionar favorablemente en un plazo más o menos largo, se debe pedir ayuda y pedir requerir tratamiento cuando se hacen patológicos y los menores tienen más de seis años.
¿CÓMO SE TRATAN?
El tratamiento de los celos se encamina sobre todo a orientar y dar pautas de actuación entrenando a los padres en técnicas como habilidades sociales incidiendo en la expresión de emociones, habilidades de comunicación y estrategias de resolución de problemas.