Una de las alternativas laborales actuales para las profesiones englobadas dentro de las Ciencias Sociales es el denominado ámbito de la mediación. Consideramos que es necesario aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de mediación. Pues bien, el proceso de mediación es un método no adversarial de resolución de conflictos o posiciones donde las partes recurren a un tercero, voluntariamente, para llegar a un acuerdo en la realización de tareas satisfactorias. Esta definición implica múltiples procesos, en definitiva, todos aquellos en los que están inmerso el factor humano. En cualquier caso, el objetivo de la mediación es impulsar el acercamiento entre las personas o grupos ayudando a las partes a la obtención por sí mismos de acuerdos satisfactorios. La mediación es una de las formas más eficientes que podemos utilizar para la resolución de conflictos. Si bien es cierto que transformar el conflicto, requiere habilidades especiales que se deben aprender, de aquí la importancia de la formación en mediación puesto que la misión del mediador es facilitar que, las partes que se encuentran inmersas en un conflicto personal para el que no encuentran solución, encuentren un acuerdo duradero y aceptable teniendo en cuenta las necesidades de las partes.
Desde la perspectiva del equipo de mediadores de Volmae, somos conscientes de que la mediación es un proceso con numerosas habilidades que trabajar, por ello, para tratar de facilitar su comprensión vamos a explicar brevemente las fases del proceso. La primera es la contención de la crisis. Nuestro objetivo será que los participantes en el proceso se sientan cómodos puesto que las emociones están al rojo vivo y sus pensamientos son extremistas. Nuestro propósito es prepararles para pasar de “yo gano tu pierdes” a posiciones que les centren en la búsqueda de una tarea común, que es la resolución del conflicto. La segunda y la tercera fases son la búsqueda de información y la generación de alternativas para la posible resolución del conflictos. Las alternativas deseables serán aquellas que surjan del trabajo y de la negociación de ambas partes. El mediador comprobará que no son impuestas y que ambos las aceptan y se responsabilizan de ellas. La cuarta fase es la negociación donde se descubrirán los intereses que se comparten y se crearan las soluciones que satisfagan a ambas partes. Por último, la quinta fase es el acuerdo, es decir, concretaremos de modo verbal o/y escrito una solución a las diferencias que nos han llevado a ese conflicto.
De todo este proceso, se desprende la importancia de trabajar las habilidades necesarias para poner en marcha en cada una da las fases, entendiendo además que tenemos que aprender a adaptarnos a las características de las personas con las que vamos a mediar.