La muerte como un fenómeno natural es uno de los eventos más dificiles de entender para el ser humano por lo complicado que resulta aceptarla, tanto para los adultos como para los menores, quienes además de reconocerla como algo real, necesitan hacer un gran esfuerzo para llegar a entenderla.
Es algo frecuente evitar el tema de la muerte con los/as hijos/as, sobre todo si tenemos que responder a las dudas o a la información que nos demandan. La muerte es algo inevitable, por lo tanto es un tema al que hay que enfrentarse y también deben de enfrentarse los/as menores.
En muchas ocasiones los menores tienen ideas erróneas y ciertos miedos sobre ella. Cuando comienzan a hablar sobre la muerte nos ofrecen la oportunidad de brindarles información, nos dan a conocer sus miedos y también podemos ofrecerle herramientas para una crisis.
¿En qué momento evolutivo se comienza a pensar en la muerte?
A partir del momento en que se desarrolla la capacidad de razonamiento lógico en los/as menores (esto suele ocurrir alrededor de los 7 años), éstos/as empiezan a interesarse por temas “existenciales” como la muerte u otros (aunque puede preguntar a cualquier edad), y generalmente lo hace con angustia frente a la posibilidad de su muerte o de la muerte de un ser querido.
Aunque en casa no se hable del tema de la muerte, pronto conocen su existencia ya que está presente en sus vidas a través de cuentos, canciones, películas, la muerte de alguna mascota o de cualquier animal, la muerte de algún amigo/a o familiar cercano, etc.
¿Cómo explicarle la muerte a los/as menores?
Es posible que a los/as menores les cueste tiempo comprender la muerte y el por qué nos morimos, así como las repercusiones emocionales que conlleva en las personas.
Es importante lograr un equilibrio en la comunicación a la hora de hablar de la muerte, siendo fundamental tener en cuenta los siguientes aspectos:
– Mostrar un comportamiento receptivo en la comunicación con el/la menor y mostrarse abierto a resolver las dudas de la manera más adecuada a las preguntas que nos planteen.
– Escuchar activamente a los/as menores y aceptar sus sentimientos sin recibir críticas por parte de las personas adultas. Mostrar respeto por lo que quieren expresar.
– Dar a los/as menores explicaciones sinceras sobre nuestros sentimientos.
– Responder sus preguntas con un lenguaje sencillo y adecuado a su edad para que puedan comprenderlo con facilidad.
– Dar explicaciones breves, utilizando ejemplos (p.ej. “cuando una persona se muere deja de respirar, ya no puede pensar ni responder, no sienten; cuando un perro se muere deja de ladrar, ya no corre; cuando una flor se muere deja de crecer, se secan,…).
– Es recomendable actuar con naturalidad al hablar de sentimientos y emociones con los/as niños/as, hablar de por qué las personas están tristes cuando alguien cercano muere, por qué lloramos con esta situación. Es importante que entiendan que expresar el dolor es bueno, no es algo que deba ocultarse.
De esta forma, irán entendiendo y aceptando el tema de la muerte, y cuando esto ocurra la ansiedad probablemente disminuirá; de no ser así, será conveniente la valoración por parte de un profesional.
¿Cuándo es necesario ir al psicólogo/a?
Cuando los/as menores experimentan el temor a la muerte con una ansiedad elevada, evitan situaciones relacionadas con ésta y la presencia de las mismas altera el funcionamiento normal en algún área de su vida como la escuela (problemas para concentrarse o hacer los deberes), las relaciones con los/as amigos/as (dejar de realizar actividades con amigos debido a sus miedos) o la familia. En estos casos, los miedos se consideran fobias, y pueden ser objeto de atención clínica.