¿Qué es el miedo al compromiso?
Empecemos por plantearnos otras preguntas, como ¿qué es el miedo? Y ¿qué es el compromiso?
El miedo es una emoción primaria, básica, de las más importantes que tenemos ya que nos mantiene vivos. Cumple importantes funciones para la supervivencia, pues nos permite advertir situaciones de posible peligro y llevar a cabo conductas de seguridad y afrontamiento frente al estímulo temido. Existen situaciones que son capaces de despertar el miedo por igual en casi todas las personas (por ejemplo, encontrarse un tiburón mientras nadamos en el mar, o tener que frenar bruscamente en una carretera por un atasco). No obstante, también existen miedos menos universales y más específicos de cada persona que dependen de su experiencia, sus recursos personales y su capacidad de afrontamiento y rasgos de personalidad.
Por otro lado compromiso significa esfuerzo y perseverancia. Es la motivación que nos impulsa a no abandonar en la consecución de una meta, aún cuando en dicho camino puedan aparecer obstáculos que lo dificulten. Las personas podemos comprometernos de muchas maneras: con nosotros mismos para lograr un objetivo personal, como perder peso, con una causa concreta, como respetar a los animales o con otras personas para lograr una meta en común, como por ejemplo, crear una familia con una pareja.
Uniendo estas dos definiciones, cuando nos referimos al miedo al compromiso, en general, solemos hablar de este último tipo de compromiso, el que se realiza de forma conjunta con otra persona en una relación amorosa para establecer un futuro y unas metas entre ambos miembros de la pareja.
El miedo al compromiso puede manifestarse de múltiples formas, aunque principalmente podemos advertir los siguientes síntomas:
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Inseguridad al tomar decisiones que se encuentran fuera de nuestra zona de confort, que supongan cambios en nuestras rutinas, y a la incertidumbre que ello conlleva. Por ejemplo, frente a la idea de vivir en pareja tras años de noviazgo por separado, o plantear el matrimonio.
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Indecisión frecuente sobre la relación, su futuro y su presente, idea de comprar cosas en común o emprender un negocio mutuo…
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Miedo a los cambios o resistencia a dar pasos en firme en la relación, por el temor a equivocarse o fracasar.
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Mostrarse ambiguo ante los demás, por temor a que el resto de las personas conozca nuestras expectativas y metas y que podamos fracasar ante sus ojos.
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Dificultad a la hora de expresar los sentimientos hacia nuestra pareja en público.
Las causas del miedo al compromiso también suele ser dispares, aunque parece que existen algunos elementos que se relacionan generalmente con su aparición, como la autoestima o la percepción que hacemos de nuestras competencias y valía, la confianza que tenemos en nosotros/as mismos/as y nuestra capacidad de auto-control. Generalmente, índices bajos en estas cualidades suelen desembocar en el desarrollo del miedo al compromiso, ya que hacen que percibamos los cambios como más peligrosos, al no tener la suficiente seguridad en nosotros/as mismos/as y en nuestras capacidades para afrontarlos.
Por otro lado, y atendiendo a un reciente estudio longitudinal realizado en 900 mujeres y hombres ha mostrado que el miedo al compromiso varía mucho de hombres a mujeres. Esta investigación entrevistó a los participantes a la edad de 11 años, para ir realizando de forma posterior nuevas entrevistas. Tras cuarenta años de seguimiento de la muestra, los resultados han evidenciado, que mientras que los hombres que han desarrollado exitosamente su carrera aumentan en un 35% su capacidad para el compromiso amoroso; las mujeres, en contraposición, tienen un 40% menos de probabilidades de contraer matrimonio en las mismas circunstancias.
Estos resultados hacen evidente que en la capacidad para comprometerse también influyen factores sociales como el trabajo, la conciliación laboral y familiar o los estereotipos de género.
Estudiando también las familias de origen de las personas que padecen miedo al compromiso encontramos que suelen ser parejas en las que los fracasos, cambios o decisiones individuales que no siguen el criterio u opinión familiar suelen ser mal recibidas. Personas que durante su crianza han recibido excesiva sobreprotección o punición desarrollan un miedo intenso a realizar de manera autónoma e independiente sus propios proyectos vitales, pues desde el principio la exploración más allá del círculo de seguridad que suponían sus figuras de apego, no se ha potenciado lo suficiente.
Es importante resaltar que el miedo al compromiso no es un problema por sí mismo, tal y como destaca el Instituto Superior de Estudios Psicológicos, si no que son más bien las consecuencias negativas que puede generar lo que puede resultar una fuente de daño para nosotros/as mismos/as o las demás personas, al impedirnos desarrollarnos, avanzar en nuestra vida y prosperar junto a otras personas.
Es por ello que únicamente el miedo al compromiso no es un motivo suficiente para buscar ayuda profesional. Sin embargo, cuando las emociones generadas por este miedo como la ansiedad, la culpa, etc. son muy intensas y desproporcionadas y/o poco ajustadas a la realidad, así como cuando nos limita ampliamente en nuestro desarrollo personal, sería recomendable acudir a un psicólogo o psicóloga que pueda ayudarnos a crecer como personas, mejorando nuestra autoestima y competencias personales y en consecuencia, reduciendo nuestro miedo a comprometernos.
En grupoVOLMAE trabajamos habitualmente esta sintomatología reactiva al miedo al compromiso. Una terapia adecuada puede ayudar a la persona a poder avanzar en su relación de pareja de manera asertiva y sin un nivel de sufrimiento y ansiedad que limite su bienestar personal.