Casi siempre cuando se saca a colación el tema de la igualdad entre hombres y mujeres surge la polémica puesto que cada persona tiene su opinión al respecto. En cualquier caso, yo que creo que efectivamente los hombres y las mujeres no son iguales, claro que tampoco los hombres entre los hombres y las mujeres entre mujeres lo son y no pasa nada ni se le da tanta transcendencia al tema. Pero lo más grave es que tampoco aspiro a ser igual que ellos. Biológicamente somos diferentes y punto. Lo que si me preocupa son las diferencias que surgen entre hombres y mujeres por el proceso de socialización y por la cultura puesto que una vez adultas creamos que NO tenemos los mismos derechos porque desde niñas lo hayamos interiorizado como tal ¿como? pues con prácticas y costumbres tan arraigadas que pasan al plano de lo invisible, y sin embargo, son muy potentes puesto que determinan qué se espera de una mujer por el hecho de ser mujer y qué se espera de un hombre por el hecho de ser hombre.
Algunas cuestiones para reflexionar: ¿porque, en general, todavía seguimos regalando muñecas a las niñas y balones a los niños? ¿que imagen de mujer nos recuerda a Blancanieves, Cenicienta o la Bella Durmiente, o lo que es lo mismo, sea cuales sean nuestras circunstancias tiene que venir el príncipe a rescatarnos para poder ser felices para siempre? Y por no hablar de la publicidad…. ¿que imagen traslada de la mujer y del hombre? O del tema ahora en auge del lenguaje sexista o del papel de la mujer en el Tercer mundo… en fin, lo que me gustaría no solo es invitaros a la reflexión, sino que seamos capaces de pasar a la acción que cada persona piense y actúe en consecuencia más allá de lo que se espera de nosotros por ser hombre o mujer, de tal modo que, regalemos juguetes con independencia del sexo (niño o niña), que reinventemos los cuentos tradicionales cambiando los papeles, que tengamos capacidad de critica ante la publicidad, que prediquemos con nuestro ejemplo, que mientras papa plancha, mama juega y un largo etcétera para que el día de mañana, nuestros hijos e hijas tengan claro que somos iguales, aunque diferentes.
Me gustaría no tener que felicitar a ninguna mujer el 8 de marzo porque quizá eso significaría que no necesitaríamos de días “especiales” para homenajearnos, pero a día de hoy no lo es. Por eso, quiero felicitar a todas las mujeres del mundo y en particular aquellas con las que transcurre mi tiempo.