Quedar con un amigo la tarde que tienes que finalizar un trabajo de historia o posponer una decisión importante…. son ejemplos de procastinación. En ocasiones aplazamos tareas que son importantes por otras irrelevantes e improductivas. Incluso aquellas que requieren urgencia se posponen por otras relacionadas con el entretenimiento o que son de bajo coste para nosotros, como entrar en internet, redes sociales, ver la TV, realizar alguna tarea de limpieza, o gestión de menor importancia,… Y ¿por qué hacemos esto?
En la mayoría de los casos porque son tediosas, porque no nos gustan o porque implican mucho esfuerzo físico, cognitivo o emocional. Se suele pensar: “lo haré más tarde”, “lo haré mañana”, “primero hago esto y luego me pongo”, y sin embargo, al día siguiente se continúan encontrando excusas para retrasarlas. Cuando estas actuaciones se repiten en el tiempo, se convierten en hábitos y sus consecuencias a medio-largo plazo producen sentimientos de inutilidad, frustración, ansiedad, baja autoestima y depresión.
Para evitar tener la sensación de perder el tiempo, de no haber hecho nada en todo el día y de no saber por donde empezar, te ofrecemos una serie de consejos:
- En primer lugar, haz una lista con todas las tareas pendientes, esto te ayudará a estructurarte mejor. Una buena planificación es importante para aumentar tu productividad.
- Segundo, detente unos minutos y analiza su duración, su coste energético y su importancia. Ordénalas según su preferencia. Puedes utilizar colores para diferenciarlas o puntuarlas. Si es una lista larga, prioriza aquellas más urgentes y distribuye el resto a lo largo de la semana. Sé realista, prográmate las tareas que creas que vas a poder realizar en un día. Si te propones hacer demasiadas y no lo consigues, esto te frustrará y perderás la motivación.
- Tercero, las tareas que cuesten menos de cinco minutos, hazlas en primer lugar y táchalas de la lista. A medida que vayas eliminando tareas, te irás sintiendo más animado/a para realizar las siguientes. Deja las más aburridas para aquellos momentos del día que tengas más energía, te encontraras con más vigor y te costarán menos esfuerzo realizarlas. Intenta encontrar la parte divertida o ponles un toque de humor. Aquellas que te generen pereza o algo de temor, no pienses tanto en ellas y hazlas. Una vez empieces, te darás cuenta que no era para tanto y las acabarás sin dificultad. Céntrate en las tareas, haz un control de estímulos previo para evitar la distracción -apaga el televisor o la música, pon el móvil en silencio..-. Si son tareas que implican un gran coste físico, cognitivo o emocional, díselo a tu familia y amigos, porque cuando las verbalizas, el grado de compromiso aumenta y te verás obligado/a a ejecutarlas. No olvides premiarte cuando las finalices, busca algo que realmente te guste o te relaje, entonces será el momento de quedar con los amigos o tomarse un helado.
Cuando pongas en práctica estos pequeños consejos, notarás que aprovechas tu tiempo al máximo, que cumples tus objetivos y que eres más productivo/a. Comprobarás que puedes hacer todo aquello que te propongas. En todo caso, si tienes alguna duda, siempre puedes ponerte en contacto con nosotros. Ánimo y ponte en marcha ya!