Como sabéis desde hace 12 años, un grupo de psicólogos, movido por su formación e inquietudes profesionales, decidió abrir el primer centro de psicología integral en Albacete y decidieron llamarle VOLMAE
Normalmente a nuestros primeros creyentes (luego aclararé la expresión) los llamábamos clientes o pacientes… hasta que un buen día, uno de estos clientes nos planteó, vosotros los y las profesionales de la Psicología, no tenéis ni pacientes ni clientes… sino que tenéis CREYENTES, es decir, que el personal que hace uso de nuestros servicios es gente que cree y la que no es porque no cree.
A partir de ese momento, de manera informal e informal, sin ningún tipo de connotación al respecto, denominados creyentes a todo el personal que hace uso de nuestros servicios puesto que nos pareció que este término describía a quienes hacen uso de nuestros servicios.
A partir de ese momento, son muchas las veces que me he planteado…..¿que podemos hacer para que la gente crea en los y las profesionales de la Psicología? ¿por qué hay gente que si cree y otra que no creen? ¿que diferencias existen entre unos y otros?.
En ocasiones lo hemos planteado dentro del propio grupo de trabajo y en más de una ocasión llegamos a la misma conclusión: los y las profesionales de la Psicología no vendemos tornillos, sino que vendemos “ideas” que redundarán en el bienestar de nuestros y nuestras creyentes. Ahora bien !que complicado resultado nuestra labor (no digo yo que las otras no) el de “vender ideas, para que te las compren” en tiempos de crisis y más difícil aún vender ideas para quienes no creen” independientemente de los tiempos.
Podría seguir con mis planteamientos pero creo que la idea queda clara… alguno o alguna podría contestarme a las cuestiones que me planteo (se admiten ideas de creyentes, de semicreyentes y de no creyentes).