Hace ya 25 años asistí por primera vez a una cita en una clínica, yo me hacía esta misma pregunta. Hora y media después al terminar la primera sesión, ya lo tenía claro, era mi solución.
Atravesaba en aquellos momentos una mala época y necesitaba un flotador donde agarrarme y no seguir hundiéndome. No encontré un flotador, encontré un propulsor. Las sesiones, las lecturas, los trabajos que me encomendaban realizar, pronto dieron sus frutos. Unos meses después de mi primera visita, yo era otra persona muy distinta. Mis miedos, creencias, y hábitos cambiaron, fue un completo éxito este proceso.
Desde entonces hemos recurrido en mi familia en muchísimas ocasiones, a solicitar los servicios de un psicólogo. Problemas de falta de concentración en los estudios, de motivación, de conducta, de pareja…
Todas las intervenciones resultaron siempre plenamente satisfactorias.
Ahora en estos momentos siendo todos mis hijos mayores, cada uno estudiando en una Universidad distinta en diferentes ciudades… Tengo que decir que sin lugar a dudas fue una decisión muy acertada el solicitar ayuda de un psicólogo y el coste económico comparado con los resultados mínimo.
Desde aquí me gustaría animar a todas aquellas personas que aun sienten cierto respeto hacia “el psicólogo”, a visitar una clínica, muchos de nuestros problemas, creencias y hábitos viven solo en nuestra mente toda nuestra vida, y tienen solución. Solo es cuestión de compartirlos con un profesional e invertir una pequeña cantidad de dinero en la búsqueda de una mejor Calidad de nuestra Vida.
Firmado: C.M.V.