¿Qué tienen que ver el peso y la psicología? Está más extendida la relación entre los trastornos de la alimentación – anorexia, bulimia- y los factores psicológicos. Sin embargo, ¿que ocurre cuando el problema es por un exceso de peso, es decir, por sobrepeso u obesidad? Pues bien, en este sentido, es necesario resaltar que numerosos estudios concluyen que el sobrepeso y obesidad están provocados por múltiples factores entre ellos los psicológicos. Por tanto, el tratamiento deberá tener en cuenta estos factores puesto que la propia lógica nos dice que seguir una dieta, aprender nuevos hábitos de alimentación, restringir la ingesta de alimentos, etc. está íntimamente relacionado con los aspectos psicológicos de la persona, tales como motivación, autoestima, imagen corporal, nivel de ansiedad, ect.
De otra parte, también por la experiencia clínica, hemos podido constatar que el peso (ya sea por exceso o por defecto) en la mayoría de casos, genera problemas emocionales y en otros es el problema emocional lo que está provocando aquello. Por tanto, en base a esto la intervención psicoterapéutica para los casos de sobrepeso y obesidad, debería tener en cuenta aspectos tales como:
Modificación de conducta: Identificación de los factores precipitantes que llevan a la ingesta de alimentos no provocadas por señales fisiológicas exclusivas de hambre, conductas alternativas a la ingesta, establecimiento de metas, etc.
Modificación cognitiva. Es la base de la intervención psicoterapéutica o de apoyo psicológico. Se centra en el entrenamiento de la persona para que logre manejar los pensamientos distorsionados, mejorar su capacidad de autocontrol, manejar las distorsiones perceptivas, aumente su motivación hacia el logro, etc.
Adquisición de habilidades de afrontamiento. Se trata de corregir respuestas desadaptativas tanto en relación a la comida como a las relaciones sociales u otros entornos afines. Consiste en modificar rituales alimenticios, entrenamiento en el afrontamiento de problemas diarios que puedan desencadenar desajustes alimentarios, manejo de la presión social por la alimentación, expresión de sentimientos, etc.
Prevención de recaídas. No podemos olvidar la importancia de manejar las recaídas o «fallos» en el seguimiento de una dieta. Es importante enseñar a la personas posibles situaciones de riesgo, cómo manejarlas y cómo afrontar situaciones específicas, puesto que mantener el peso es en ocasiones más complicado que pederlo ya que el grado de motivación es diferente al inicio de una dieta que al final.
El modo en cómo se trabajen estos aspectos puede ser de manera individual pero también de manera grupal de tal forma que el grupo se convierta en un elemento motivador más siempre bajo la supervisión de un/a psicoterapeuta experto que aproveche el intercambio de experiencias relacionadas con la ingesta de alimentos en un elemento de aprendizaje grupal.