Llegan las ansiadas vacaciones y afortunado/as quienes podemos disfrutarlas en este tiempo de crisis. Está claro que solo pensar en las vacaciones reportan cierto grado de satisfacción. Sobre todo una vez que están planificadas, es decir, cuando tenemos claro el lugar, qué vamos hacer y en compañía de quien… Ahora sería adecuado tener en cuenta una serie de aspectos para disfrutarlas al máximo, sobre todo, cuando nuestra compañía serán niños y niñas de diferentes edades.
Primero. No por ir más lejos, tiene que ser mucho mejor. Quizá la estancia en un lugar elegido a 50 kilómetros de nuestro lugar de origen puede ser tan atractivo como un destino ubicado a 500 kilómetros.
Segundo. Actitud positiva, es decir, nuestro objetivo tiene que ser doble. Por un lado, descansar (y relajarnos), por el otro, disfrutar de actividades que no podemos hacer el resto del año (por ejemplo, jugar con lo/as más pequeño/as, leer, ver la TV, tumbarse bajo el sol, hacer rutas de senderismo, etc.).
Tercero. No crearnos falsas expectativas con el logro de objetivos. Disfrutar del tiempo, (sin necesariamente “realizar actividades productivas”). No necesariamente visitar todos los “sitios típicos” del lugar elegido. Las vacaciones pueden ser simplemente un espacio de tiempo para no hacer nada, para aburrirse o para hacer lo que podemos.
Cuarto. Si estamos con niños y niñas, debemos adaptarnos y tenerlos en cuenta. Para ello sería positivo por ejemplo, asegurarnos la presencia de otros niños y niñas con los que poder jugar o pautar determinados espacios de tiempo a lo largo del día para hacer lo que les gusta (aunque a quienes les acompañemos no tanto).
Quinto. Tenemos que ser lo suficientemente flexibles como no convertir las vacaciones en una continuación del resto del año, es decir, que podemos variar las rutinas como la hora de levantarnos, la hora de la comidas y la hora de irnos a dormir, aunque no nos confundamos con “el todo vale porque estamos de vacaciones”.
Sexto. Debemos ser capaces (en la medida de lo posible) de desconectar de las nuevas tecnologías: móvil del trabajo, correo electrónico, redes sociales y demás entes 2.0.
Séptimo. En la medida de lo posible, reservar un fin de semana para disfrutar sin niño/as y de ese modo, poder hacer otras actividades que con ello/as serían no recomendables. Por ejemplo, visitar un monumento a las 4 de la tarde.
Octavo. Mantener ciertos hábitos saludables en cuanto a la alimentación y/o el ejercicio físico.
Noveno. Regresar a casa un día o dos antes de la incorporación al trabajo para que nos de tiempo a organizar las tareas de casa.
Décimo. En la medida que podamos, segmentar nuestro periodos vacacionales, es decir, si las circunstancias lo permiten repartirlas a lo largo del año.
Queda dicho: A disfrutar con o sin compañía…