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Estos días estoy llevando a cabo un taller, como dicen, “de memoria”. No es que yo me lo sepa de memoria, se trata de un taller de estimulación cognitiva para personas mayores (o mejor ¡que pronto lo van a ser!). Cuando lo cuento… hay gente que me se queda con la sensación de que voy a entretenerlos. Pero no.

Tenemos la suerte de que la esperanza de vida en nuestro país sea alta. Cada vez las personas viven más tiempo y cada vez tenemos más personas mayores. A lo largo del ciclo vital, las funciones cognitivas experimentan una serie de cambios que en ocasiones pueden llevar a perdida de memoria u otros déficits cognitivos que pueden interferir en las actividades diarias. Este riesgo además de por el aumento de edad, se incrementa cuando las condiciones ambientales son poco estimulantes. Cosa que les ocurre a muchas personas mayores, ligado a un descenso en sus expectativas de vida.

Por esto es necesario realizar este tipo de intervenciones que aseguren una adecuada adaptación de las personas mayores a los cambios ambientales, procurándoles mecanismos para que adquieran estrategias compensatorias y le ayuden a mantener su competencia social.

Pero no se trata solo de memoria (no me gusta cuando me dicen ¿vas al taller de memoria?). Se trata de todas las funciones cognitivas, de todas aquellas actividades mentales que llevamos a cabo y que nos permiten relacionarnos con el ambiente. Se trata de trabajar la orientación y la atención, básico para poder ejercitar otras funciones cognitivas. En necesario trabajar la conducta adaptativa, el autocuidado -las que se le atribuyen al lóbulo frontal- . Hay que cuidar el lenguaje, tanto el habla, habla espontánea, expresión escrita y lectura comprensiva. Por supuesto, el cálculo, capacidad de leer, escribir, y comprender números y realizar cálculos con ellos. Y aunque parezca que estos talleres son muy pasivos, también hay que atender a las praxias, o capacidad de realizar ciertos movimientos. Y por supuesto, la memoria.

La implantación de estos programas de entrenamiento cognitivo tienen efectos muy beneficiosos en las personas que participan. No se trata en ningún caso de entretenerlos. Se trata de generar un punto de vista positivo y activo, de establecer una rutina, una disciplina, estar pendientes de que he quedado con Ángel un día y a una hora, llevarle las tareas, prestar atención y revisar el esfuerzo. Para muchos y muchas (las más), desplazarse, poder estar en un grupo con otras personas y comunicarse. Todo esto también es entrenamiento cognitivo.

Se equivocan. Yo no hago talleres de memoria.

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